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18 nov 2015

Abrígame con buenos deseos

Una semana intensa, las tardes frescas han vuelto, pero sobre mí sigue el cielo azul intenso, sobre mí y sobre todos, que llueven lágrimas en el mundo entero, pero el sol sigue ahí, brillando, cual símbolo, la oscuridad no se cierne sobre nosotros... 

... vaya semana, qué dolor en el pecho hemos compartido todos. Lejos de absurdas críticas y reproches de personas poniendo en juicio la empatía nacida de tantas personas que lloramos por nuestro París (porque es de todos) aludiendo a la falta de ella por otros países no occidentales... lejos de esos juicios de valores que dejan mucho que desear,  respeto esa empatía y el dolor compartido por la tragedia de cada uno, el de aquí, el europeo, el oriental,  el esquimal... el que sea... porque igual que París es mío, todos y cada uno de esos niños que mueren cada día por falta de agua potable, también son míos. Como siempre me he sentido, viajera de paso, lloro mis muertos, y cada uno llore a los suyos, sean quienes sean. No me gusta que se coarten los sentimientos de las personas, y más cuando son una natural reacción al desastre tan grande que estamos viviendo, en Europa y en Oriente, en el mundo.

(vía pinterest)

Aparte de dolor y estupefacción,  con fresco, mucha lectura, noticias de fondo, largas conversaciones, ovillos de lana por toda la casa, y las piezas de piano que estoy estudiando, vamos andando la semana. Por falta de tiempo, ya que teníamos el sábado planeado, hemos pospuesto el picnic para otro día, pero sí que preparé un brunch otoñal para esa mañana. Ya os enseñaré algunas recetas que elaboré, dentro de un menú más o menos saludable, sin abusar de las grasas y el azúcar (casi que ni me lo creo). Aunque ya había visto algunas de la trágica noticia la noche anterior, que me costó dormir por ello, mantuve la televisión apagada toda la mañana del sábado. Y disfrutamos de un rato de charla, de buena comida y música de fondo. Y como no, nos enfrascamos en mil sueños más y proyectamos días para tres vidas.

11 nov 2015

Otoño trae bajo el brazo un brownie de calabaza

Manteniendo las buenas intenciones, que no se diga que sólo nos movemos tras los propósitos de año nuevo, aquí me hallo, compartiendo un ratito de charla y una receta rica rica. 

Otoño, una de mis estaciones más preciadas, junto con la primavera, por lo que se ve, alma de estaciones de paso. Me encantan esos colores apagados, que hace unos meses fueron alegres y vivos, y hoy nos producen calidez y ganas de achucharnos. La verdad es que este año se está haciendo de rogar, y salvo unos días estupendos de lluvia que hemos tenido, por aquí reina el sol ante un cielo azul intenso. Que no me quejo, porque ese color en el cielo me abruma cada vez que miro hacia arriba, que maravilla vaya. Ya quisiera yo ver ese azul en pleno verano. 

Por la zona en la que vivimos, dentro de una isla como Tenerife con micro-climas por doquier, a partir de estos meses ya empezamos a notar fresquito, y ya para finales de año, frío del bueno. Es irónico, que a 20 minutos de casa, si nos movemos a la ciudad, vamos quitándonos capas de abrigo porque el calor asfixia. Ese es el encanto de las islas afortunadas, y más afortunada me siento de vivir en este pueblo tan estupendo, porque el frío me encanta. 


(vía pinterest)

De todas formas, voy dando la bienvenida a la nueva gama de colores, donde este año parece que predomina el mostaza. Me estoy tejiendo una rebeca de ese color, mi amiga Marta me regaló este verano otra rebeca de ese color, estoy tejiendo un jersey para un bebé que también tiene ese color. Y yo sólo veo todo en mostaza. 

6 nov 2015

Requisitos para ser una persona normal

Un año he tardado en regresar. Un año en el que han pasado tantas cosas que tendría que hacer una entrega por capítulos para contaros todo... Pero sólo quiero volver a mis raíces, a compartir y disfrutar del escribir. 

Después de descubrir mi obsesión por la comida y la relación tormentosa que llevamos ella y yo, he tenido que llenar el hueco de mi pasión de experimentar y crear en la cocina por otras aficiones que, he de decir, se han convertido en pasión, y sin relación tóxica como la que tengo por la mantequilla y la harina. Pues ya compartiré muchas de esas cosas que rondan por mi cabeza durante gran parte de la semana, aunque no me niego a compartir todas esas recetas tan ricas que tengo en mi cuaderno, pero "acondutando" (palabra canaria) poco a poco. 

Y, además, que cosa, yo enfrascada en mi cocina y mis quehaceres, y siempre escucho la misma frase de mis amigas más íntimas, "debiste hacerte terapeuta". Quizás por ese análisis continuo que hago de la vida y la fauna que en ella vive. Pues de eso sí que tengo para escribir, largo y tendido. 

Inaugurando con buen pie comienzo una lista (porque me pirrian las listas, de todo tipo) sobre películas que he visto y tengo algo que decir. Y aunque hable de esta película en primer lugar no significa nada, solo que fue la última que vi, hace dos días, y la tengo presente en mi cabeza.

Me puse a ver Requisitos para ser una persona normal. Una película española, y ya sobre esto tengo que escribir. Cada vez me gusta más este género en el cine español, y hago una aclaración, para mí este tipo de historias como también Las ovejas no pierden el tren, La gran familia españolaCarne de gallina o Atún y Chocolate no me parece de la misma línea de otras como Ocho apellidos vascos, no digo que sea esta última entretenida, pero me parece muy simplona. Entonces, dentro de comedia, hacemos esta diferencia.